Creación de la imagen femenina a través de la Moda y el Cine Mexicano:1930-1970.

Nada de igualdades entre mi damita y su señor
Ella en la casa y yo en el trabajo eso es lo mejor
Tú no serás estrella
Que no te vean bella
Lo que de ti me guste escóndelo

Necesito una mujer que no llame la atención

 -Los Prisioneros, 1986.-

Este es un texto escrito en diciembre de 2019, extraído de mi primer Blog. Lo comparto nuevamente ya que en aquel momento dude en difundirlo abiertamente. Este es uno de mis artículos favoritos, espero les guste.

La imagen de la mujer mexicana ha tenido una evolución dentro del imaginario del cine nacional, esto siempre de la mano de las estrellas de la época. Algunas obras principales del cine mexicano que han formado la idiosincrasia en nuestro país  fueron y son dedicadas a personajes femeninos como Santa (1932), que es el primer filme sonoro en su totalidad creado en México.

Desde aquí tenemos el punto de partida de este recorrido dedicado a los personajes femeninos en el cine, los cuales de alguna forma tenían esta retroalimentación social, eran inspirados en el rol de la mujer mexicana en cada una de las épocas e influían en su estética y comportamientos morales.

En los años del Porfiriato, debido a la influencia francesa inculcada por el presidente Díaz, se produjo una ultra valoración a las buenas costumbres, a la mujer victoriana, virginal, discreta, de look natural, vestida en colores pastel y educada para estar en su casa. Sin embargo, ya en los años 30s las historias primigenias del cine mexicano son dedicadas a este otro lado femenino, el lado obscuro de la mujer que se dibuja en Santa y La Mujer del Puerto (1934), en donde las protagonistas en su imposibilidad de valerse por sí mismas sin un hombre a su lado, son engañadas y señaladas socialmente, hasta caer en las manos de la prostitución y la desgracia; viviendo de fiesta en fiesta, en un ambiente de vicio y ataviadas con vestidos elegantes en colores obscuros y pedrería que complementan con un maquillaje dramático; en estos filmes se retrata a estas mujeres de la noche con desdén y cierto ánimo lastimoso, en el que ellas mantienen un comportamiento entre lo vulgar y lo libre, bailando, bebiendo y riendo abiertamente a carcajadas, comportamientos que nunca han sido vistos como propios de una mujer de valor. En estas historias, el destino involuntario y circunstancial de estas mujeres aunque causado por una sociedad que las empuja hasta este punto sin redención, las lleva siempre hacia un final trágico.

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Salón México(1949)

Ya en los años 40s, nos volvemos a topar con este tipo de personajes desgraciados en Salón México (1949), donde se repite la historia de una mujer hermosa la cual, debido a las circunstancias y en medio de la pobreza, cae en el infortunio de la prostitución sin otro posible desenlace que la tragedia. Sin embargo, en Salón México, la doble identidad que Mercedes crea para mostrar ante su hermana y la sociedad, nos permite ver que ya para los años 40s las mujeres se pueden permitir el ser independientes y activas económicamente, lejos del rol de esposa y ama de casa.  Así es como vemos a Mercedes portando el outfit de la mujer trabajadora de la postguerra en los años 40s.

Es también en los años 40s que se deja ver que el destino de las mujeres no era únicamente el hogar o la tragedia, ya que surge en esta década la idea de la mujer dignificada e insumisa que representó María Félix, dentro y fuera de la pantalla enfatizando la imagen opulenta y sensual femenina, que aunque muchas veces esta actriz también interpretó a la fémina calculadora y marcada por sus relaciones con amantes en La Devoradora (1946) y Doña Diabla (1949), la vemos en películas como Enamorada (1946) de Emilio Fernández interpretando a una mujer de principios del siglo XX que impone sus opiniones, cuestiona y no se doblega ante la figura masculina, pero siempre manteniendo este lado susceptible a los sentimientos. María Félix se impuso como un icono primigenio de las mujeres que no siempre debían estar a la sombra de un hombre, sino a la par.

María Félix y Pedro Armendáriz en la película “Enamorada”.

En la década de los 50s, se promueve a través del cine el modelo de la mujer sumisa que agacha la cabeza y voltea hacia otro lado ante los comportamientos propios del macho mexicano parrandero y mujeriego en las historias creadas por Ismael Rodríguez, siendo el mejor ejemplo Dos Tipos de Cuidado (1952). Historias que proyectaron el ideal del hombre que podía permitirse conductas orgullosas, insensibles e irrespetuosas hacia su pareja libremente, conductas que engrandecían su hombría.

A mediados de los años 60s, la moda del cine nacional presenta un atraso en comparación a lo que estaba sucediendo en los países anglosajones, los ídolos pop de mediados de los 60s que fueron los ídolos juveniles que protagonizaron las historias en el cine como Cesar CostaEnrique Guzmán y Angélica María mantenían esta imagen mas propia de los años 50s, entre maleantes en motocicleta y jóvenes en ropas preppy 50eras como en Juventud sin Ley (1966), La Juventud se impone (1964) o La Edad de la violencia (1964) en donde los personajes femeninos convergen entre la niña dulce y casadera y la mujer perversa con actitud abiertamente sexualizada, como en el personaje interpretado por Fanny Cano en Los Perversos (1967), que representa a la tentación y la inestabilidad mental que intenta corromper al emblema de la moral religiosa como lo es el sacerdote. Hasta este momento en la historia del cine mexicano, la religión y la imagen de los sacerdotes tienen un papel muy importante en la mayoría de los filmes representando al imperante ideal moral y religioso que siempre ha estado fuertemente presente en la sociedad mexicana.

Manolo Muñoz, César Costa, Alberto Vázquez, Oscar Madrigal y Alejandro Ciangherotti en «La Edad de la Violencia» (1964)

Para finales de los años 60s, la moda psicodélica había llegado por fin al cine y al rock mexicano, influencia que se adoptó y adaptó al contexto nacional por  grupos como Los Dug Dug´sEl Ritual o El Amor, mismos que a principios de los 70s protagonizaron el cartel del Festival Rock y Ruedas de Avándaro en 1971. Películas como Cinco de Chocolate y Uno de Fresa (1967) en donde el soundtrack que incluye a Los Dug Dug´s y Ángelica María, crean una atmosfera perfecta en esta semi parodia  llena de elementos de la cultura pop del momento y minifaldas de estilo estrambótico diseñadas por Gene Matouk, que se entremezclan con el léxico hip de los jóvenes capitalinos de los años 60s. En películas como esta, como Patsy, mi Amor (1969) o Pax?(1968) ya las protagonistas son mujeres jóvenes que que muestran abiertamente esta libertad estética y sexual, a través de sus actitudes y vestimenta, sin ser por ello obligatoriamente destinadas a la tragedia, es aquí donde se nota el claro cambio de los tiempos para la mujer mexicana.

«Patsy, mi Amor» (1969).

Sin duda, el cine queda como un registro social de las ideas que se impusieron a en la sociedad mexicana, no necesariamente proyectando la realidad tal como fue, considerando que muchas de estas historias de mujeres que se podían dar el lujo de vestir de manera vistosa, tener vida sexual, emitir opiniones o ser independientes en su vida, se desarrollaban a contextos sociales de alto nivel. A diferencia de los que se mostraba en el cine nacional, la vida de las mujeres hasta de provincia durante estas décadas se limitó en la mayoría de los casos a ser esposas y amas de casa, teniendo como únicas posibilidades de trabajo u oficio, ser secretarias o empleadas de mostrador, si eras alguien sin muchos recursos económicos. Al día de hoy, aun se lucha por la equidad de las mujeres en varios aspectos sociales, en los tiempos que corren aún se emiten juicios y por la forma de vestir o comportarse de las mujeres. La sociedad se ha mantenido en evolución para la igualdad y seguridad de las mujeres, y esta evolución siempre ha ido de la mano de la moda y la libertad de expresarse libremente a través de ella.

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