Por: Karl Manrique
Factores como un buen guion, un título viral, un feed “bonito” una historia engañosa, nos puede hacer creer que una persona es experta en algo sin serlo. Pero ¿al dar like, follow o contratar a alguien nos cuestionamos la experiencia detrás de quien nos habla a través de las redes?
Al inicio de noviembre, 1Granary publicó un post titulado: “Some people rise fast not because they´re the best, but because they´re confident” (“Algunas personas ascienden rápido no porque sean las mejores, sino porque son seguras de sí mismas.”) que aborda el tema de cómo la seguridad de una persona al emprender un proyecto o posición es lo que hace que algunas personas alcancen rápidamente posiciones de poder o status por encima de quienes tal vez estén mejor calificados, pero dudan de sí mismos al momento de actuar. Aunque coincido con esta idea, añadiría que para llegar a estas posiciones también influye el tomar las oportunidades correctas que llegan por azar o al ser provocadas.

Ser o parecer.
Pero, no es solo el exceso de confianza al comenzar nuevos proyectos o desarrollar nuevas habilidades lo que hace la diferencia entre las personas exitosas y las que tardan más en lograrlo, sino el aprovechamiento de ciertas tácticas u oportunidades para burlar la falta de talento o experiencia, ya que, si no tienes destreza en algo, siempre puedes pretender que sí, especialmente si eres ayudado por una buena edición en redes sociales. Esto se ha convertido en una problemática en la era de los influencers, donde todos pueden fingir un expertise inexistente detrás de la máscara de la seguridad, al puro estilo de Marilyn Cote.
Si bien es cierto que, tal como lo dice 1 Granary, el éxito radica no solo en el conocimiento, sino también en la valentía para lanzarte a emprender un proyecto sin detenerte por los obstáculos, en este contexto deberíamos comenzar a cuestionarnos quién en este mundo de la moda pretende ser un experto, respaldado solamente de la retórica, seguidores inflados o simples pretensiones. Porque hoy en día es fácil convencer a las personas de que somos asistentes en cualquier evento con solo hacer algunas tomas del exterior de algún recinto.
Por esto, en la moda en México –y en el mundo digital–, donde no contamos con una ley que exija a los creadores de contenido tener títulos o experiencia para publicar sobre temas profesionales con el objetivo de combatir la desinformación como en China, nosotros debemos ser nuestro propio filtro ante esto y cuestionarnos duramente quién está detrás de aquel video hablándonos sobre un tema y cuál es la trayectoria que respalda a aquel a quien le damos un like o incluso le contratamos algún servicio o capacitación.

Cuando seguimos alguna cuenta sobre cualquier tema, lo hacemos porque ésta nos ofrece una visión distinta sobre algún tema relevante, aunado a una buena narrativa, nos hace cuestionarme sobre algo o simplemente tiene un formato creativo. Son un conjunto de factores los que nos hacen seguir a alguien o darle nuestra aprobación, pero también (y vaya que esto no solo aplica en la moda o en contenidos digitales) deberíamos ser más críticos y cuestionarnos sobre si la persona que opina o educa sobre un tema habla con fundamento o simplemente está siendo osado al subirse a un trend sin siquiera saber del tema en cuestión.
En 2025, la desinformación está a la orden del día, en donde imágenes con IA cada vez más perfeccionadas y narrativas creadas para enganchar construyen tendencias falsas. Si queremos formar una sólida industria de la moda en Latinoamérica, cuestionémonos duramente quién pretende y quién verdaderamente habla desde la experiencia, sin teorizar basado en suposiciones.
Así como los creadores de contenido se esfuerzan en mejorar sus redes y comunicación, nosotros como espectadores debemos buscar más allá de las cuentas que el algoritmo privilegia, aquellas que no replican opiniones que siguen una tendencia preestablecida, aquellos que no son tan osados para pararse frente a un público y pretender, aun sin experiencia que los respalde, conocer una industria que ansían cambiar desde el desconocimiento.
Este pensamiento me vino tras leer un comentario que alguien dejó en un post recomendando una cuenta que, como la persona mencionaba, aborda la moda desde nuevos puntos de vista interesantes. Al buscar este medio, éste no llegaba siquiera a los 200 seguidores. Por esto, recordé algo que previamente he mencionado en artículos anteriores y que no dejaré de puntualizar, sobre ese fenómeno en donde las cuentas más interesantes de moda curiosamente son aquellas con menos de 10 mil followers, convirtiéndolas de alguna forma en medios de culto, tal como sucede en el cine o la música, ofreciendo piezas que hacen pensar, cuestionan y son conocidas y apreciadas por solo algunos pocos privilegiados. En la moda y en la vida, ¿realmente queremos abrirnos a visiones distintas o seguir tendencias que nos moldeen el pensamiento y que no sabemos a dónde nos llevarán?







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