“Hay una variedad de fuerzas laborales en los lugares de trabajo, pero creo que tiene algo que ver con el gradual deterioro del contrato social entre los creativos y sus jefes corporativos, quienes ya no están promoviendo la creatividad de la manera en que solían hacerlo.”-The Fashion System Is Creaking. Will It Collapse?-BOF
Este 14 de junio pasado BOF-The Business of Fashion publicó un artículo de Imran Amed titulado ´The Fashion System Is Creaking. Will It Collapse?´ en el que se plantea la complicada situación actual de la moda de lujo con respecto a sus directores creativos. Esto es una reflexión provocada por la salida de Virginie Viard de Chanel a principios de junio de este año sin contar con un sucesor a la vista, inmediatamente después de este anuncio se comenzaron a especular sobre los posibles nombres de quienes serían el reemplazo ideal de Viard al frente de Chanel, pero también se ha mencionado que es probable que no haya un sucesor durante un tiempo. Recientemente también han surgido rumores sobre la intención de John Galliano de dejar Maison Margiela, algo que, por supuesto no está confirmado, y que, de suceder, añadiría dos nombres más a la lista de diseñadores y creativos que actualmente no tienen un trabajo dentro de una casa de moda, como Pierpaolo Piccioli o Ricardo Tisci. Sin duda, debe haber algo sucediendo detrás de estos movimientos, pero… ¿qué puede ser?.

Virginie Viard.
En el artículo de BOF se apunta a que, a diferencia de los mágicos años 90s cuando las casas de moda refrescaron sus identidades posicionando a John Galliano al frente de Dior y a Marc Jacobs en Louis Vuitton, ahora las marcas de lujo están apostando por una ruta segura. Ya no estamos en esa era de supermodelos y Fashion Weeks sorprendentes, ahora todos se siente muy distinto, y eso se está reflejando en el comportamiento de consumo e incluso en las tendencias que en este 2024 buscan reavivar al menos un poco de la esencia de los 90s y los early 2000s, emulando a aquella época en que la moda realmente se sentía exclusiva y glamurosa. Ahora, incluso las empresas de lujo han optado por copiar y vender diseños simples y comerciales que funcionan en otras marcas a precios muy elevados, y la moda en sí ha cambiado de significado, dejando de ser una industria creativa para volverse corporativa.

Sin duda, algo debe estar sucediendo con los creativos de la moda y la corporatización de este alrededor del mundo, y tal vez esto está pasando desde hace más tiempo del que pensamos, pero con la diferencia de que en la actualidad esto se ha vuelto más evidente. Ahora, más que una industria creativa, el objetivo que se tiene en la moda es generar ventas intentando emular fórmulas de otras marcas, sin importar si se pierde la identidad propia; ahí vemos el caso de Dior con Maria Grazia Chiuri, que con cada colección es un bostezo que genera quejas de la comunidad en artículos y redes sociales, pero, como sigue generando ventas, todo está OK… aunque se mate la identidad de una casa de moda legendaria reconocida por innovar de una forma elegante.

Dior.
El 21 de mayo pasado, el portal 1Granary abordaba un tema con respecto a esto en su artículo: ´The Crisis of Creative Recognition´, donde plantean que “Dicen que el dinero (sueldo) es bueno, pero principalmente para apoyar su libertad creativa… ”. Entonces, debemos pensar que, ¿un diseñador que recibe buena paga (o mala, pero que necesita cubrir gastos) en una empresa que no le aporta libertad creativa, debe sacrificar su habilidad para crear a cambio de un sueldo? o ¿recurrir a siempre tener un proyecto alterno donde sí pueda hacerlo?. La realidad es que la Moda es una de las carreras que generan más ilusión alrededor de ella, y quienes inician en esta lo hacen desde la idea de entrar a un mundo glamouroso donde la investigación y la creatividad son la principal actividad, lo cual se desvanece al toparte con horarios excesivos, falta de confianza en tu decisión y creatividad, y que esta industria no es solo fantasía y vestir ´bonito´, sino que tiene un claro objetivo: vender. Es aquí cuando para algunos diseñadores, no les queda más remedio que retirarse por un respiro y ser independientes. Algo que, al parecer, también está sucediendo con los creativos de la moda de lujo.
¿Es esto un fenómeno lejano?
Lamentablemente este fenómeno que esta viviendo la moda de lujo no es ajeno a lo que sucede en la industria nacional, y esto ha jugado en contra para generar una real competitividad de producto con la llegada de la oferta de los chinos Shein y Temu, quienes ofrecen un modelo de negocio de ´moda ultra rápida´ difícil de igualar por los fabricantes nacionales debido a diversos factores, y uno de ellos es la rapidez con la que los gigantes asiáticos se mueven, tan solo Shein lanza alrededor de 7.200 modelos por día, y en 2023 en México fue la segunda tienda preferida para consumir en línea calzado, accesorios y ropa según los datos de Statista, solo un poco detrás de la departamental Liverpool. Estas empresas ya están fuertemente posicionadas en el mercado mexicano y es complicado que aún con las leyes impuestas por el gobierno federal se pueda hacer mucho para desterrarlas y competir con ellas, si no se busca una reformulación del producto mexicano y el consumidor no hace un cambio en su forma compulsiva de consumir.
El énfasis que hoy se le está dando a esta problemática que actualmente sufre la moda de lujo con sus diseñadores me ha llevado a pensar sobre las situaciones que en la industria local del calzado han contribuido a que la crisis actual provocada por las importaciones chinas sea aún más complicada. Durante mi paso por algunas empresas de calzado nacional dentro de los departamentos de diseño y trabajando cerca de ellas, he podido observar algunas situaciones que me llevan a reflexionar sobre focos rojos que, de tener un cambio en esos puntos, tal vez se hubiera podido generar una mayor fortaleza para competir con los productos asiáticos, aunque probablemente ya sea demasiado tarde para eso.
Ciertamente, ya se comprobó que en las condiciones de nuestro país es imposible igualar la rapidez para crear colecciones y los precios que manejan en Asia, por el costo de materiales y de mano de obra, ya que estos fabricantes chinos acostumbran a recurrir a las sweat shops que tanta controversia siguen generando y que hoy le están causando problemas incluso a Dior. ¿Cuáles son estos puntos?:
- 1.- La falta de equipos creativos y consolidados entre marketing-ventas-diseño-producción. Actualmente, muchas empresas importantes en el sector calzado le dan poca importancia al marketing de su marca y producto, a la venta en línea e incluso muchas de estas ni siquiera cuentan con redes sociales que le cuenten al mundo qué son y qué hacen.
- 2.-Los diseñadores, en escasas ocasiones tienen poder de decisión. Esta fue una experiencia que afortunadamente no me tocó vivir, pero es bien sabido en el gremio de los diseñadores de calzado sobre las limitaciones que existen en algunas empresas para tener libertad creativa, tal vez por miedo a que ellos no entiendan el ethos de la marca al crear una colección; destinando así a sus diseñadores a la simple tarea de copiar modelos, llenar fichas técnicas y seguir muestras.
- 3.-La falta de una cultura de diseño real. En la industria local, desde hace tiempo esta sucediendo en muchas empresas lo que hoy pasa en le mercado de lujo, se ha vuelto un copiar-vender, y eso a la larga mata a las empresas.
La moda necesita el coraje para ser creativa de nuevo.
Es muy curioso ver como las empresas mas exitosas del calzado nacional, no caen en estos errores, y tal vez esto si tenga algo que ver como un factor de su éxito. En mi experiencia personal, tuve la oportunidad de laborar dentro de una de las empresas mas reconocidas en calzado infantil durante 10 años a cargo de las colecciones de niña y primeros pasos; donde afortunadamente, tenía libertad creativa dentro de este proceso, lo que dio como resultado el que nuestro producto se posicionara incluso en los mejores lugares dentro de la departamental mas prestigiosa del país, compitiendo con marcas extranjeras.
Esta experiencia fue lo que me animó a seguir por varios años dentro de esta industria, la oportunidad de crear y ver como los clientes se emocionaban al escoger los diseños que iban a comprar para vender en sus tiendas en cada exposición. A diferencia de varios colegas contemporáneos que optaron por hacer sus marcas propias para poder tener libertad creativa o simplemente dejaron esta industria para siempre.
Está claro que la Moda es un negocio, pero también es una parte de la sociedad. Tal vez esta crisis que hoy ha llegado a las marcas de lujo y a los diseñadores de renombre solo sea algo pasajero, y eso es lo que muchos esperamos, que el desánimo general que los aqueja para seguir creando colecciones fantásticas no sea mas contagioso y la presión de esta industria por vender cada vez mas y no por crear, no mate a la belleza y la fantasía que este negocio nos aporta. Por ahora, seguiremos añorando aquellas épocas donde la moda nos hacía soñar.






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